Segunda entrega de MUGARDOS, un trabajo reflexionado, pausado, pero que sigue atrapando con sus letras y con su encanto particular, el de la música que sale del alma, del sentimiento .
Si el primer trabajo “O SOL QUE VAI CHEGAR”, aparecía en blanco y negro, este nuevo “É AÍ” aparece en color. Colores por todas partes., como cambio de actitud de su creador, Xabier Mugardos, que cada vez se rodea de colaboradores más exquisitos como los integrantes de BERROGÜETTO, Santi Cribeiro, Guadi Galego o Quin Farinha, o la cantante gallega Paloma Suances, o Marcos Teira, reconocido guitarrista.
En el trasfondo, una obra continuadora del trabajo anterior, pero dándole más importancia al sentimiento, a la nostalgia, y las letras que hablan de amor, de calma, de sosiego, o como R. Murias cita, en su prólogo al disco: “Hay músicas, como hay ojos, como hay sonrisas, que llenan el alma, que acarician las ganas. Esa música de la palabra precisa, del tono acertado, una música que reinventa un mundo tan falto de palabras precisas, de tonos acertados. En medio de todo, de las impresiones y de los descuidos, de las injusticias y de las faltas, crece la música para sonreir, para llorar, para querer ser mejor, para sentirse mejor, para volver a tener ganas”.
10 temas engrosan este nuevo trabajo. Una vuelta a la canción gallega fusionada con bossa-nova.
“É aí” ( tema que da título al disco) nos introduce en este trabajo, un tema lírico y poético, al que siguen “Fu fá”, tema impactante y colorista; un homenaje a Celso Emilio Ferreiro, con “Eu en ti”, o “ A Lúa”, evocan los sentimientos y el alma por las cosas delicadas, y otros cortes, como “A Fume de Carozo” o “Pracer terrenal” se muestran más divertidos, menos trascendentales , incluso corales.
Este es el nuevo trabajo de MUGARDOS; un trabajo para digerir lentamente, con gusto, con tranquilidad, para absorber la esencia misma de la música y de unas letras realmente evocadoras.
Este trabajo es, sin duda, una buena oportunidad para descubrir un nuevo mundo, fuera del tráfico y del ruido de la gran ciudad, para adentrarse en aquellos rincones de nosotros mismos que la marabunta diaria ha ido arrinconando.